Además de Mercadona y los hipermercados, existe un formato olvidado que ha jugado un papel fundamental durante las horas del apagón del pasado lunes.
Se trata de las pequeñas tiendas de alimentación, habitualmente regentadas por personas de origen asiático, que en la penumbra, sin datáfonos y a menudo con medios muy precarios han sido capaces de permanecer al pie del cañón y ofrecer un valioso servicio en buena parte de los barrios de España.
Estas tiendas, según ha podido saber FRS de fuentes conocedoras, duplicaron en muchas ocasiones su facturación a lo largo del día, llegando a agotar existencias en categorías como pan, agua y conservas.
Las tiendas más grandes, que cuentan con bazar y una amplia selección de no alimentación, agotaron también pilas, radios y linternas, entre otros productos.
En ocasiones, ni siquiera se trata de contar con grupos electrógenos ni grandes inversiones en tienda. Basta con la voluntad de vender lo necesario en el momento apropiado, pase lo que pase.