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La depresión del líder solitario

Una nueva reflexión de Antonio Agustín en defensa de los pequeños empresarios en general y de la hostelería en particular, que son los que en estos momentos más ayuda necesitan.

El empresario hostelero español no encuentra ni ayuda ni consuelo.
El empresario hostelero español no encuentra ni ayuda ni consuelo. / Redacción FRS
Antonio Agustín

11 de noviembre 2020 - 12:41

Hoy va de personas. Leo que en Francia se ha aprobado prolongar la “célula de escucha y apoyo psicológico a los jefes de empresa”. Poca broma. En el país vecino se abrió, desde el pasado 27 de abril, durante siete días a la semana y doce horas al día un “teléfono verde” para dar respuesta a los jefes de empresa debilitados y con necesidad de que alguien les escuchase durante este periodo de terrible aislamiento e incertidumbre.

Aquí todavía no hemos acordado qué lineas de ayuda hay que dar a los restauradores por obligarles a cerrar y allá ya están prolongando la atención a los cuidados del alma. En fin.

Agnès Pannier-Runacher, ministra delegada de Finanzas ha declarado: “Mi convicción es que no podemos dejar a los directivos de empresa solos en este periodo extremadamente brutal. Confrontados al riego de perder sus empresa y sintiéndose responsables del devenir de sus empleados, pueden encontrarse en un situación de angustia personal”.

Por su parte, Alain Griset, también ministro delegado, remarca: “Este acompañamiento les permitirá expresar sus inquietudes y sus sufrimientos para remontarlos….”. A lo que Caterina Touvrey, directora general de Harmonie Mutuelle, apostilla: “Estoy convencida de que el acompañamiento no se puede resumir en una ayuda financiera” … y acaban refiriéndose con especial incidencia a las empresas de artesanales, muchas de ellas en situación de mayor vulnerabilidad económica.

El 83.50% de las empresas españolas tienen jefes absolutamente solos. Tendrán amigos, seguro. Y familia también. Pero en el despacho, en la barra o el almacén, están solos y seguramente angustiados

¿Qué sentido tiene esto?

Para empezar, recordemos la pinta que tiene el tejido industrial en España. Según la Dirección General de Industria, en España hay casi 2.900.000 empresas. De estas, grandes -o sea con más de 250 empleados- 4.886, es decir, el 0,17%. Medianas, con entre 50 y 250 empleados, 25.000 (el 0,87%)… Si saltamos la escala un poco más allá, sin asalariados, 1.570.000 y con menos de 10, 1.333.000.

Si sumamos las que tiene hasta 10 nóminas (es decir, microempresas) nos da que el 83.50% de las empresas tienen jefes absolutamente solos. Es decir, casi tres millones de Chiefs con ningún directivo -no tienen capacidad de emplearlos- con quien contrastar. Tendrán amigos, seguro. Y familia también. Pero en el despacho, en la barra o el almacén, están solos y seguramente angustiados.

Sigamos profundizando en la estructura del negocio de la hostelería. Según el informe de Hostelería de España, el universo de negocios dedicados a bebidas y comidas en España era de 277.539, en los que trabajaban 1.234.000 personas. Del universo citado, 184.430 eran bares, 76.492 restaurantes y 16.617 colectividades. De todos ellos, el 35% no tiene asalariados (empresas unipersonales), el 64.4% Pymes o microempresas y únicamente el 0,5%, 44, tiene más de 400 empleados.

Conclusión: en hostelería, más que en ningún otro sector, empresarios solos y angustiados.

La ansiedad acecha

Se dice que España es de los últimos países del mundo en cuanto a nivel de ansiedad (¿será verdad?), pero a nadie se le escapa que los miles de pequeños emprendedores que ven en riesgo sus negocios, evaporar sus ahorros, peligrar los empleos de sus empleados y dudar de la supervivencia propia estarán algo frustrados en sus madrigueras….

Leo en la revista Forbes, haciendo referencia a Whole Living Journal, que las principales razones de la aparición del estrés por orden de importancia son:

1. Factores económicos

2. Sobrecarga en el trabajo

3. Falta de satisfacción laboral

4. Relaciones personales

5. Atención a la familia.

Bingo para el pequeño empresario. Si no explota, va a ser un milagro. De las cinco principales causas de desasosiego, cuatro.

Los sentimientos de los europeos

El Parlamento europeo hizo una encuesta en abril sobre los sentimientos que describían el estado emocional de los ciudadanos.… Ganó la incertidumbre con un 50%, seguida de la esperanza (41%), la impotencia (29%), la frustración (27%), el miedo (22%) y la confianza (21%).

Dos meses después se repitió la encuesta, a las puertas de verano, para comprobar que la emociones cambiaron de intensidad: cayó la impotencia 8 puntos, y el miedo, la frustración y la incertidumbre 5 puntos más. Ganó por su parte la confianza 3 más.

El último mes lo habrá vuelto a trastocar todo. Los hosteleros, en vaivén constante y con el temor de hoy-cierro, mañana-medio-abro, pasado-mañana-vuelvo-a-cerrar, habrán multiplicado sin duda alguna sus sentimientos de impotencia, incertidumbre y fustración.

Los meses que llevamos desde marzo son una mezcla horrible de crisis económica y aislamiento. Con la crisis crece la necesidad del contraste con otros.

La vacuna de Pfizer ha disparado las bolsas. El inicio de la vacunación marcará el desarrollo salvaje del consumo de los que queden con reservas de dinero.

Pero cuidado porque no todo son números. Que se lo digan a los esforzados médicos y sanitarios que recibieron tanto cariño y tantos ánimos en la primera ola.

Cuesta imaginar que estos gobiernos, tan insensibles con este sector, les pongan un ”teléfono verde”. Y, por cierto, les recomendamos que no lo hagan a estas alturas porque se lo harán comer con patatas. Primum vivere. Primero comer.

Son más necesarias que nunca las ayudas (por supuesto) -en forma de dinero o de exención de impuestos- que deberían haberse regulado el mismo día que se obligaba al cierre. Son también imprescindibles los apoyos de los proveedores, pero también y mucho la fidelidad y el cariño de la clientela.

A este sector se le levantará con ayudas, pero también con mimo. Los ciudadanos tenemos mucho que decir. Si queremos a nuestros bares y restaurantes, consumamos en la terraza, hagamos cola con el take away o pidamos a distancia.

Por favor, no gastemos el dinero del Bar Pepe o el Restaurante Roberto en el supermercado. Ellos no lo necesitan. Sigamos consumiendo cuanto podamos y por qué no, pasemos la mano por sus lomos en señal de agradecimiento. Hoy por ti y mañana por mí.

Los bares y restaurantes de España se merecen un montón de aplausos por su comportamiento ejemplar.

Antonio Agustín

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