Alimentación y Distribución: esenciales para la economía y el empleo en España
Por Jorge Díaz-Cardiel, socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Autor de más de diez mil artículos de economía y relaciones internacionales, ha publicado una veintena de libros.
Poner en valor el sector de la Alimentación y el de la Distribución pudiere parecer un menester manido. Pero no por ello es esencial, en el caso español, seguir haciéndolo. Es como no decirle a una madre que la quieres porque es repetitivo. No conozco madre a la que no le guste que sus hijos le manifiesten su afecto tantas veces como sea posible. Además, cuando deja de hacerse una vez, la tentación de pensar "no pasa nada" pudiera derivar en el descuido y, de ahí, al mal acostumbramiento solo hay un paso.
¿Qué es lo que nos ha pasado en España con dos sectores empresariales sistémicos para la economía, como son la Alimentación y la Distribución?. "Están ahí, como las madres, para darnos de comer y proveernos de ropa y no pasar frío en invierno. Los damos por supuesto. Pero, ¿qué pasaría si esos sectores desaparecieran? ¿Viviríamos igual? ¿Los echaríamos de menos? Un escenario extremo que, tras la Segunda Guerra Mundial (sesenta millones de muertos, de los cuales, veinte en la extinta Unión Soviética), nadie quiere contemplar es el que se deriva de un conflicto bélico, cuando los almacenes están cerrados y no hay comida.
Esta posibilidad es remota es España. Y Dios no la quiera. Pero los españoles nos hemos olvidado de la industria alimentaria y del sector de la distribución. No se trata solo de que España, al entrar en la Unión Europea, tuvo que renunciar a los sectores Primario (Agricultura) y Secundario (Industria) a favor de los Servicios, a cambio de mucho dinero para construir autopistas y trenes de alta velocidad. En 2006 un millón de familias vivían en lo que comúnmente llamamos "el campo" y, hoy, el campo está desierto porque no hay trabajo y los jóvenes se trasladan a las grandes ciudades cuando no al extranjero, dada la todavía muy alta tasa de paro.
La economía española es eminentemente Servicios. Según el INE, lo es en un 74%. Y es interesante saber que, de ese porcentaje, el 24% corresponde a la Distribución, al Comercio, tanto de gran tamaño como al pequeño. En el caso de la Alimentación, su peso en la riqueza nacional alcanza el 3%, en línea con la gran mayoría de los países de la OCDE. Lo ideal sería tener, además, un sector industrial-manufacturero fuerte, como el de Alemania, Francia, Japón y Estados Unidos que, de media, se acerca al 30%. Ninguno de esos países renuncia a tener su propio sector alimentario porque su importancia es estratégica. Para dos de las superpotencias mundiales -por el número de cabezas nucleares que tienen-, Estados Unidos y Rusia, la Alimentación es tan esencial como las armas. Ambos países tienen tropas dispersas por todo el mundo en función de sus intereses geoestratégicas: logística y aprovisionamiento son esenciales. En Rusia, además, si elimináramos -es imposible- el 'factor Putin', en unas elecciones normales, con buena cosecha, gana quien gobierna y viceversa. En Estados Unidos, Francia y Alemania protegen su sector Alimentario como quien ahorra agua en tiempos de sequía.
Estas consideraciones vienen al caso porque sería bueno que los españoles tomáramos conciencia de la importancia del sector Alimentario en nuestro país. Emplea a casi medio millón de personas y su valor añadido bruto al PIB es de 30.000 millones de euros, aunque la facturación del sector se acerque a los 100.000 millones. Es un ámbito empresarial en que hay grandes empresas con marcas conocidas: Danone, Nestlé, Unilever, Calidad Pascual, Central Lechera Asturiana, Puleva, Campofrío, ElPozo, Pescanova, Mondelez, Kraft Foods, etc. Forman parte de nuestro imaginario popular; es decir, no entenderíamos España sin ellas. Son marcas de toda la vida que, cuando menos, tres o cuatro generaciones de españoles han conocido desde niños/as.
Distribución
El caso de la Distribución, donde hay un grupo de muy grandes empresas sistémicas para la economía del país (El Corte Inglés y Mercadona, por ejemplo) también es emblemático. De todas ellas, solo El Corte Inglés lleva con los españoles toda la vida y, por tanto, su notoriedad es prácticamente del cien por ciento. Y aporta un 2,6% al PIB, siendo el primer empleador de España. Su presidente actual, Dimas Gimeno, quiere disputar a Amazon el liderazgo en el comercio electrónico (24.000 millones de euros, según el INE, en 2017, un nada despreciable 2,4% del PIB) en España. Ambas compañías 'ofrecen de todo', aunque El Corte Inglés tiene varias ventajas: primero, su conocimiento de marca por todos los españoles de todas las edades en todas las Comunidades Autónomas. Segundo, el valor emocional que supone estar con nosotros durante casi 80 años. Tercero: sus tiendas físicas forman parte del paisaje urbano como los castillos en Castilla en tiempos de los Reyes Católicos. Cuarto, gracias al Banco Santander, a quien vendió por 3.400 millones de euros su financiera y, entre ambas empresas la controlan, resulta que El Corte Inglés tiene 'el banco' de financiación al consumo más fuerte de España.
El primer trimestre de 2018 ha asombrado a los economistas: por vez primera en nuestra historia, el Banco de España reporta que los créditos al consumo han superado a los créditos hipotecarios. Sería muy largo de explicar, pero baste decir que se trata de un cambio sociológico muy fuerte que, en parte, es consecuencia de la crisis inmobiliaria-financiera-económica (2007-2013), de un cambio cultural por el que el alquiler crece frente a la vivienda en propiedad y la llamada economía compartida donde aparecen fenómenos como Airbnb. Lo dejo aquí porque he publicado tres libros sobre la materia y no es menester aburrir al lector.
El sector de la Gran Distribución (Mercadona, Hipercor, Carrefour, Día, Lidl, AhorraMás, Alcampo, etc) forma parte del día de los españoles y españolas. Aunque sea rutinario escuchar o ver anuncios de estas empresas con ofertas y promociones y, a pesar de que al menos los españoles vamos al hiper/super/mini/LoQueSea al menos una vez por semana, la realidad es que el hacer la compra es un hábito del que no se escapa nadie. Tampoco online porque, en este ámbito está creciendo fuertemente. El motivo es cuádruple: precios más baratos, falta de tiempo, comodidad y uso intensivo de las nuevas tecnologías de la información por parte de hogares/población general. El Corte Inglés, como toda la Distribución, anda metida en los dos ámbitos adicionales al tradicionalmente propio; a saber: Alimentación y comercio electrónico, y tiene el mayor número de clientes online de España y el número de visitas a su página web se dispara en Navidad. Mercadona ha remozado su página web. Y el resto de empresas mencionadas venden online. De hecho, otro cambio sociológico fuerte y profundo en la sociedad española es el hecho de que las familias han roto el tabú de que productos perecederos solo deben ser comprados en tienda. Hoy, pueden comprarse online y el distribuidor lo entrega fresco al cliente.
La cuestión es manida y muy conocida, por lo que no entraré en ella. Hace muchos años la gran Distribución entró en el mundo de la Alimentación de la mano de sus marcas blancas a las que favorece un precio inferior. El fabricante 'tradicional' defiende la mayor calidad de sus productos.
Sea como fuere y sobre cómo será el futuro nadie sabe a ciencia cierta qué pasará porque hay doctrinas económicas para todos los gustos, pero es necesario destacar el peso económico y en el empleo de los sectores Alimentario y de Distribución y no darlos por supuesto.