Fabricantes | La carne española tuerce el gesto por los jamones podridos

El sector vuelve a perder el sueño por otra crisis de imagen que afecta a la industria. Anice reclama responsabilidad en todos los operadores de la cadena alimentaria y apoya las investigaciones.

Un agente de la Guardia Civil observa decenas de jamones podridos
Un agente de la Guardia Civil observa decenas de jamones podridos

El caso de los jamones podridos está volviendo a torcer el gesto al sector español de la carne. Ya curado de espanto (vacas locas, la OMS y el cáncer...), se ve envuelto de nuevo en otra crisis de imagen pocos meses después de la provocada por Jordi Évole, con ElPozo como principal afectado. Después de que en los últimos días se hayan inmovilizado toneladas y toneladas de productos cárnicos en varias operaciones policiales, sobre las que os hemos informado en FoodRetail & Shoppers, la patronal cárnica Anice ha salido al paso defendiendo la calidad de la carne que se produce en nuestro país y pidiendo responsabilidades.

La organización referente del sector cárnico reclama responsabilidad en todos los operadores de la cadena alimentaria para poner a disposición del consumidor "productos con las adecuadas condiciones de seguridad alimentaria". "La asociación apoya incondicionalmente las investigaciones que desarrollan las autoridades para depurar las responsabilidades correspondientes y restaurar la confianza de los consumidores. Anice considera que es inaceptable que ningún operador deshonesto empañe la reputación, el buen hacer y los esfuerzos de todo el sector para poner a disposición del consumidor productos seguros, de calidad reconocida y totalmente conformes a la normativa española y comunitaria", comenta.

"Es inaceptable que ningún operador deshonesto empañe la reputación, el buen hacer y los esfuerzos de todo el sector"

Anice reclama que la Administración lleve a cabo una actuación contundente para detectar las irregularidades y poner a disposición de la Justicia a sus responsables para que se depuren todas las responsabilidades a que haya lugar, con el objetivo de proteger los derechos de los consumidores, la competencia leal de las empresas y la idoneidad de los productos puestos en el mercado. La patronal y sus empresas lamentan profundamente esta circunstancia, que es "responsabilidad única de quienes infringen la ley, pero que perjudica seriamente la imagen de una industria cárnica que trabaja de forma responsable para comercializar únicamente productos seguros y de calidad".

"El sector es el primer interesado en que se detecte, investigue y corrija con eficacia cualquier posible actuación fraudulenta en la cadena de producción y distribución de carnes y productos derivados para restaurar la confianza de los consumidores", concluye.

"El sector es el primer interesado en que se detecte, investigue y corrija con eficacia cualquier posible actuación fraudulenta en la cadena de producción y distribución"

Como ha informado FoodRetail & Shoppers, Aecosan lanzó a finales de junio una alerta alimentaria y pidió que no se consumieran productos de las marcas Jamón Bodega Alto de Aitana, Jamón bodega Sierra Gorda, Aire de Mariola, Serranía de Ameta, El Galán, Jamones Croval, Don Enrique y Oro la Ermita tras conocer una operación policial que había inmovilizado cientos de toneladas de alimentos, sobre todo jamones, al almacenarse en mal estado y al tener fechas de caducidad manipuladas.

Uno de los retailers que ha debido actuar ha sido Carrefour España, que retiró los productos de su marca Oro de la Ermita "por precaución". Comapa es el proveedor de los jamones Oro de la Ermita y ha explicado que el producto intervenido en la operación policial nada tiene que ver con el suyo. Habla de falsificación de la marca, de "una enseña distinta". Por eso, se ha personado como acusación en la causa abierta en los juzgados de Valencia. En todo caso, la retirada de los productos en Carrefour plantea muchas dudas. La más evidente: ¿Ha vendido la cadena jamones en mal estado?

El pasado fin de semana conocimos también otra operación policial realizada en Granada en la que se descubrió un almacén frigorífico donde se guardaban 10.700 piezas entre jamones ibéricos congelados y embutidos de cerdo ibérico envasados, también congelados, en mal estado de conservación. Esta nave se encuentra en un polígono industrial de la localidad granadina de Fuente Vaqueros.

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