La división de Helados de Unilever, bautizada como The Magnum Ice Cream Company, ha echado a andar de manera independiente este verano bajo el mando de su nuevo CEO, Peter ter Kulve.
La segregación total tendrá lugar a mediados de noviembre, cuando sus títulos comenzarán a cotizar de manera separada en las Bolsas de Ámsterdam, Londres y Nueva York, pero muchos se preguntan a qué responde esta maniobra y qué se puede esperar de ella.
La multinacional ha explicado que la decisión nace de una revisión completa del portfolio con la finalidad de "maximizar el valor de los accionistas", según se lee en la memoria del último ejercicio.
De acuerdo con este argumento, ambas compañías podrían valer más por separado que en conjunto; o, lo que es lo mismo, la división de Helados podría estar influyendo de manera negativa en la percepción global de la empresa por parte de los inversores. En el último ejercicio, este departamento representaba el 13,5% de la facturación de Unilever.
Otra razón para la segregación es que, sencillamente, este departamento ya no encaja en los planes estratégicos de la compañía. Tanto el actual CEO, Fernando Fernández, como su antecesor, Hein Schumacher, han reconocido en repetidas ocasiones que sus prioridades son, sobre todo, los segmentos prémium de Belleza y Cuidado Personal y las grandes marcas de alimentación.
Las últimas compras del gigante con sede en Londres —por ejemplo, la adquisición de Dr. Squatch por 1.500 millones de dólares— apuntan en esta dirección. Lo mismo sucede con las ventas, que conciernen siempre a marcas de alimentación de ámbito local con poco potencial de ser escaladas.
Un tercer motivo es operativo. Como reconocía Fernández el pasado marzo: "El segmento de Helados requiere la belleza de una compañía de marketing pero el control de costes de una compañía de cerveza o de refrescos. Unilever ha cumplido en lo primero, pero no en lo segundo".
En estas circunstancias, Unilever habría decidido separarse de una rama de su negocio en la que no cuenta con una ventaja competitiva, de manera similar a lo que están haciendo otros gigantes como Kraft Heinz, Kellogg, Reckitt o Nestlé.
The Magnum Ice Cream Company, un potencial por materializar
Nada de esto significa que la nueva compañía segregada carezca de potencial. El mercado global de helados está valorado en 75.000 millones de euros y crece a razón de un 3% anual.
Frente a competidores como Häagen-Dazs (General Mills), Maxibon (Nestlé) o Dulcesol, la nueva compañía todavía puede contar con cuatro de las cinco principales marcas globales de helados: Heart, Magnum, Ben & Jerry y Cornetto.
En el último ejercicio, las ventas de la división de Helados de Unilever crecieron un 4,5%, techo sólo superado por Belleza, que avanzó un 5,5%. Y, en el primer semestre de 2025, el departamento de Helados fue el único en registrar números positivos.
Entre los retos a que se enfrentará la nueva compañía, uno de los más importantes es la caída de volúmenes en Europa occidental y Estados Unidos. En España, el consumo de helados y granizados cayó un 6,7% fuera del hogar y un 2,3% en el hogar en el último año, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa).
A este deterioro en los volúmenes cabe añadir la competencia de las marcas de distribuidor, que son capaces de ofrecer productos muy similares a precios más económicos. La caja de helados Magnum Bombón mini de vainilla y almendra, por ejemplo, tiene un precio en retail de 5,29 euros, casi el doble de los 2,90 euros que cuesta un producto equivalente de Hacendado.
En cualquier caso, los planes de la nueva compañía que dirige Peter ter Kulve se presentarán en un evento con inversores el próximo 9 de septiembre. Unilever conservará cerca de un 20% de las acciones, pero la nueva firma ya ha comenzado a dar sus primeros pasos en solitario.