Eroski vuelve a los mercados en busca de oxígeno financiero. La cooperativa vasca ha anunciado el lanzamiento de una emisión de bonos sénior garantizados por 500 millones de euros, con vencimiento en 2031, cuyo objetivo es refinanciar parte de su deuda y ganar margen para sostener su estrategia comercial.
Según comunicó este lunes a la CNMV, la operación se dirige exclusivamente a inversores cualificados y estará respaldada por garantías reales y por varias filiales del grupo. Los intereses se abonarán de manera semestral y el tipo final, así como el precio de emisión, se fijarán en función de las condiciones del mercado en el momento del cierre del libro.
La compañía destinará los fondos obtenidos —junto con un nuevo contrato de financiación y el efectivo disponible— a amortizar deuda existente, cubrir intereses devengados y asumir los gastos vinculados a la operación. El objetivo es reducir el coste financiero y dotarse de una estructura más flexible en un momento en el que la inversión comercial y en proximidad son fundamentales para no perder terreno.
Financiar un cambio de rumbo
La emisión llega tras un año complejo para Eroski, que en los primeros diez meses del año ha perdido una décima de cuota, según datos de Algori. Las cadenas que más dependen del hipermercado, entre las que también se encuentran Carrefour o Alcampo, continúan perdiendo tracción debido a un formato que pierde clientes de año en año.
La directora general de Eroski, Rosa Carabel, se ha visto obligada a equilibrar prioridades para no descuidar ninguno de sus múltiples frentes abiertos. La cooperativa crece a razón de 50-60 franquicias de proximidad al año, y se ha fijado el objetivo de incrementar el ritmo de aperturas propias.
La enseña destinó el pasado ejercicio cerca de 400 millones a promociones, descuentos e iniciativas para reforzar su imagen de precios, tratando de contener las fugas de clientes hacia competidores como Mercadona. Pese al esfuerzo, el grupo perdió dos décimas de cuota en el último año.
Una mochila financiera pesada, pero no inasumible
El gran hándicap de Eroski sigue siendo su balance. La enseña cerró el ejercicio con una deuda de 948 millones, equivalente a 2,85 veces su ebitda. Este último alcanzó los 332 millones, prácticamente en línea con el año anterior, reflejo de un negocio que resiste pero que cuenta con poco margen para impulsar inversiones adicionales o un reposicionamiento más agresivo en precios.
La refinanciación mediante bonos busca precisamente aliviar esta tensión. Ahora toca a los inversores emitir su juicio sobre los planes de la cooperativa.
