Mercadona, Consum y Eroski se cuelan en la lista de las principales 20 cadenas europeas —discounters aparte— en desarrollo de marca propia, según datos de NielsenIQ. El análisis, que recoge la cuota de ventas en valor de las marcas propias de los veinte mayores distribuidores de gran consumo de los cinco principales mercados europeos (Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España), confirma el peso cada vez mayor que ha adquirido la MDD en las ventas del sector.
En el ranking, Mercadona ocupa el segundo puesto con un 81% de cuota MDD, solo por detrás de la británica Marks & Spencer, que lidera la clasificación con un 97%. Le siguen Waitrose (47%), Sainsbury’s (44%), DM, Coop UK, Asda y Tesco, todas con cuotas en torno al 42%.
La valenciana Consum figura en duodécima posición con el 35% de cuota de marca propia, mientras que la cooperativa vasca Eroski se sitúa en la decimoquinta plaza con el 33%.
Ocho de las veinte cadenas líderes pertenecen a Reino Unido, lo que confirma la madurez de este mercado en cuanto a impulso e innovación de la marca propia, que ha pasado de ser una alternativa económica a convertirse en un auténtico motor de diferenciación, fidelidad y márgenes.
"Las enseñas británicas están demostrando que las marcas propias pueden competir no solo en precio, sino también en innovación, sostenibilidad y calidad", explica Daniel Ducrocq, vicepresidente de Retail para Europa occidental en NielsenIQ.
Esta tendencia es ahora dominante en el conjunto de Europa, con ejemplos como Mercadona, que en los últimos años ha profundizado en un modelo de menos referencias pero de más rotación y calidad, o Consum, que combina su apuesta por la proximidad con una oferta equilibrada entre marca del fabricante y marca propia.
En total, 24 cadenas europeas superan ya el 30% de cuota de valor en ventas de marca propia, excluyendo a los grandes discounters como Lidl o Aldi. "
"El crecimiento de la MDD está redefiniendo la estructura competitiva del gran consumo europeo", subraya Ducrocq. Las cadenas están usando la marca propia como una palanca estratégica para reforzar su posición y fidelizar al consumidor en una coyuntura marcada por la pérdida de poder adquisitivo.