Firma invitada

| COVID-19: escenarios para la recuperación económica | -

Fernando Faces - San Telmo Business School. Atrapados por el COVID-19 e inmersos en la mayor crisis desde la II Guerra Mundial, queremos ver al final del túnel la luz de la recuperación. Envueltos por la niebla de la incertidumbre podemos intuir cuatro escenarios.

COVID-19: escenarios para la recuperación económica
COVID-19: escenarios para la recuperación económica

El primer escenario, y más benévolo, es el de recuperación en forma de V. Según el mismo, la crisis sanitaria y el estado de alarma acaban en el mes de mayo seguidos de una pronta y fuerte recuperación económica en los dos últimos trimestres.

Este escenario implica que no se destruya tejido productivo y se mantenga el empleo con la ayuda de los ERTES. A la vista del crecimiento de las cifras de desempleo y de los numerosos concursos de empresas, este escenario, el anunciado por el Gobierno, hay que descartarlo. La decisión de paralización de la economía hace imposible la recuperación en forma de V. Es el caso de Italia y España. Otros países como Alemania que han hecho paralizaciones parciales quizás puedan aspirar a una recuperación en V, aunque con dificultad, dada su interdependencia global y exposición exterior.

Otra alternativa es la recuperación en forma de U: una fuerte caída seguida de un estancamiento temporal de 6 a 9 meses y una recuperación a partir del primer o segundo trimestre de 2021. Este escenario es probable cuando se ha perdido una parte del tejido empresarial y se ha destruido mucho empleo, de lenta recuperación. En este escenario, las expectativas de empresarios y consumidores frente al futuro han salido dañadas, y el consumo y la inversión empresarial tienen dificultades para recuperarse. Por otra parte, la deuda pública y privada ha crecido significativamente, frenando las decisiones de consumo e inversión. Sin embargo, la banca resiste a pesar del repunte de la morosidad y el flujo de crédito continúa. En este escenario es muy importante que el Gobierno, las instituciones y la banca den seguridad sobre su futuro a los ciudadanos y empresarios e influyan positivamente sobre sus expectativas con la coherencia y transparencia de sus decisiones.

Un escenario alternativo es la recuperación en forma de W: una fuerte caída inicial, seguida de un inicio de recuperación interrumpido por un nuevo rebrote del coronavirus y una posterior nueva caída. Este escenario es evitable. Lo están demostrando Corea del Sur y China. Pero expertos sanitarios nos advierten que puede ocurrir. Todo va a depender de la responsabilidad ciudadana y de la rigurosa gestión de la fase de desescalada. En este escenario, el desánimo y el deterioro de las expectativas de los consumidores y empresarios son muy graves, frenando la reactivación. Los problemas de quiebra e insolvencia de las empresas y bancos se agravan, y la posibilidad de aumento de la prima de riesgo y de una crisis de deuda como la de 2012 es el gran peligro a combatir por el Gobierno y el Banco Central Europeo (BCE). Sabemos que su arsenal de herramientas se está agotando.

Siendo realistas, el escenario en forma de V es difícilmente alcanzable. España puede y debe aspirar a una recuperación en forma de U, con una duración del suelo de la U que no supere los 6 meses, y una fuerte recuperación durante 2021 y 2022.

Y por fin, el escenario más adverso, el que podemos y debemos evitar, el de forma de L: tras una fuerte caída, la economía deriva en una situación de estancamiento prolongado. Han desaparecido muchas empresas, y la destrucción de empleo ha afectado a millones de trabajadores. El potencial de crecimiento del país se ha reducido drásticamente. La deuda pública supera el 130% del PIB y la prima de riesgo se ha disparado. La banca está muy afectada y el flujo de crédito se ha detenido. Son necesarias nuevas fusiones bancarias. El BCE está al límite de sus posibilidades. Las expectativas de consumidores y empresarios se han desplomado. El consumo de las familias y la inversión empresarial han descendido fuertemente. España pide ayuda de salvamento a la Eurozona. Es una situación parecida a la de 2012, aunque puede ser más grave.

Tras este breve análisis concluyo que, con los datos de destrucción de empleo que tenemos actualmente, y siendo realistas, el escenario en forma de V es difícilmente alcanzable. España puede y debe aspirar a una recuperación en forma de U, con una duración del suelo de la U que no supere los 6 meses, y una fuerte recuperación durante 2021 y 2022. Este escenario implica varias premisas que se deben cumplir: primero que se haga una eficaz y prudente gestión de la salida de la crisis sanitaria, ateniéndose a estrictos criterios epidemiológicos. También es necesario que se consensúen, entre el Gobierno y los principales partidos y agentes sociales, las políticas económicas adecuadas, con un permanente diálogo y transparencia.

Hay que evitar las continuas improvisaciones y las disputas partidistas. Lo ideal sería un pacto de estado entre el gobierno y los principales partidos con el único objetivo de la recupe- ración económica, sin más peligrosas aspiraciones de reforma del sistema. La magnitud y gravedad histórica de la crisis lo exige.

EUROPA INSOLIDARIA

No obstante, necesitaremos la ayuda de Europa. Es indignante con- templar la inacción de una Europa insolidaria, que, ante la mayor crisis desde la II Guerra Mundial, está reaccionando con lentitud, tibieza y desánimo. El Eurogrupo ha logrado finalmente un pacto para movilizar 500.000 millones de euros a través del MEDE, el BEI y la Comisión Europea. Creo que es insuficiente a la vista de la magnitud de la crisis. Es necesario un presupuesto europeo de recuperación que supere el billón de euros. También se necesita que se ultime el Fondo de Garantía de Depósitos y se apruebe el Reaseguro de Empleo Europeo.

El Gobierno español debe hacer autocrítica. Es muy grave no haber aprovechado los últimos cinco años de fuerte crecimiento para reducir la deuda y tener capacidad de respuesta a la crisis. En el último año el déficit ha aumentado hasta el 2,64% del PIB y la deuda pública ha permanecido cerca del 100%. Mala tarjeta de presentación. No obstante, esta es una crisis sanitaria que nada tiene que ver con la calidad de gestión presupuestaria de los países. La Unión Europea se enfrenta al mayor reto existencial desde su fundación.

Fernando Faces - San Telmo Business School.

(*) Este artículo pertenece al Suplemento Post-Covid del Anuario de la Innovación de Food Retail & Shoppers. Descárgalo GRATIS aquí.

Clic aquí si quieres hacerte socio y conseguir tu ejemplar del Anuario de la Innovación de FoodRetail & Shoppers. 

Cerrar

Inicia sesión con email

He olvidado mi contraseña