Pepsico ha cerrado su tercer trimestre fiscal con una facturación de 23.937 millones de dólares, el 2,7% más que en el mismo periodo del pasado año y por encima de lo esperado por la mayoría de analistas.
En Estados Unidos, el departamento de Bebidas se ha comportado particularmente bien, con un avance del 2%, el más alto en cerca de dos años, gracias al buen funcionamiento de su marca homónima y de Poppi, la marca de refrescos saludables adquirida a inicios de 2025.
El beneficio bruto de la compañía ha caído un 0,8% hasta los 12.824 millones de dólares, mientras que el resultado neto se ha desplomado un 11% hasta los 2.618 millones.
La compañía ha aprovechado el evento trimestral para anunciar que Jamie Caulfield, su director financiero, se jubilará el próximo 10 de noviembre y será reemplazado Steve Schmitt, director financiero de Walmart hasta la fecha.
La dueña de Lays y Gatorade espera que sus ventas se mantengan en el entorno del "dígito único bajo" (por debajo del 5%) para el conjunto del año.
Marca blanca y nuevos hábitos de consumo, los retos de Pepsico
Ramón Laguarta, el CEO español de Pepsico, no ha conseguido disipar las dudas acerca de las dos grandes amenazas a que se enfrenta la compañía: la competencia de las marcas de distribuidor, que han estrechado el espacio del fabricante; y los nuevos hábitos de los consumidores, más saludables e influidos por fármacos como Ozempic, que favorecen la pérdida de peso.
El directivo ha impulsado reajustes significativos del portfolio como la venta de Tropicana o Naked Juice y la mencionada adquisición de Poppi. Pero el fondo de inversión activista Elliott, que adquirió una participación de cerca de 4.000 millones el pasado septiembre, la considera insuficiente y podría precipitar su caída.
El fondo estima que el portfolio demasiado extenso y difícil de manejar de Pepsico —que comprende incluso cereales para el desayuno— está entre las principales causas de su caída frente a Coca-Cola en los últimos años, y quiere precipitar cambios más drásticos con mayor rapidez.
Su estimación es que existe un potencial de revalorización del 50% si se aplican las medidas que recomienda. Otros consideran que los planes de Elliot y los de Laguarta son, en lo fundamental, idénticos.