En los últimos años, bastaba con mirar hacia adentro de las compañías, sus balances y cuentas de resultado para saber si el negocio iba bien. Hoy en día, después de una pandemia, dos guerras en curso y un nuevo inquilino en la Casa Blanca, es más difícil tomarle el pulso al negocio..., y el problema mayor viene de fuera.
Una vez atraído el interés del lector con el título, no dejarán de reconocerme que refleja de manera bastante acertada la situación en la que nos encontramos… Parece como si de repente hubiéramos despertado al impacto de eso que llamamos el entorno –y del que, por cierto, tradicionalmente se ha renegado por considerar que era ajeno al negocio–, y ahora somos conscientes de su impacto en la línea de abajo.
Pues sí. Bienvenidos a la geopolítica, eso que la doctrina define como “la guerra, pero por otros medios”, y que introduce un nuevo factor en la planificación estratégica de las empresas, además de incertidumbre.
Porque tenemos que reconocer que los cambios que sufrimos no son menores:
• Los que desde los años 40 del siglo pasado han sido socios e impulsores del modelo de democracia liberal y de mercado, hoy siguen caminos opuestos.
• Trump reniega del orden internacional y se retira de sus principales organizaciones (OMS, OMC, etc.).
• La COP acusa la salida de EE.UU., que cuestiona el cambio climático y apuesta firmemente solo por los combustibles fósiles…
Visto lo visto, no podemos pretender que esta aceleración del cambio deje inmune al mundo de la empresa. El impacto ya se ha hecho notar, y habrá de ser más evidente en los próximos años.
¿Y DÓNDE LO VEREMOS?
Yo me permito aventurar cinco campos en los que la geopolítica va a incidir definitivamente en nuestro sector agroalimentario.
1. El primero será el comercio internacional, como estamos viendo. La Organización Mundial del Comercio lleva años en crisis y no es capaz de imponer sus normas, dejando vía libre a Trump y su ‘política’ arancelaria, que campa a sus anchas. Sin embargo, ningún problema de la economía norteamericana se resuelve con la escalada arancelaria, más bien todo lo contrario: más inflación, pérdida del poder adquisitivo del consumidor, mayores tipos de interés, más dificultades para servir la deuda…
Tampoco nos ayuda a nosotros ni al resto del mundo, y solo cabe esperar una reducción de la tasa de crecimiento global. No se aventura nada bueno, se mire por donde se mire, y el comercio internacional se va a resentir.
Ningún problema de la economía norteamericana se resuelve con la escalada arancelaria, más bien todo lo contrario… Tampoco nos ayuda a nosotros ni al resto del mundo, y solo cabe esperar una reducción de la tasa de crecimiento global
2. Directamente ligado con lo anterior, aparecen los precios agrarios y de la alimentación. Lo más valorado por los clientes empieza a ser la seguridad en el suministro, y si a ello le sumamos el creciente proteccionismo (es decir, cierre de mercados), es difícil que el resultado de la ecuación no vaya a ser el del aumento de los precios.
Falta por saber quién va a capturar el valor en este caso –aunque de primeras no parece que vaya a ser el consumidor–.
3. En tercer lugar, pero no menos importante, está la sostenibilidad, ese mantra que todo lo ha impregnado en los últimos años y que se ha llevado más lejos de lo esperable; sacrosanto principio que nadie niega pero que ha cargado de costes y condicionantes al sector agroalimentario y llevado, entre otras cosas, a la revuelta de los agricultores.
Las autoridades en Bruselas se han percatado del daño innecesario y ahora la pregunta es: ¿el Green Deal y la estrategia ‘Farm to Fork’ han muerto? Lo que queda de ella, seguramente, pero eso no significa que nos tengamos que olvidar de la lucha contra el cambio climático. Seguirá siendo prioridad, pero –esperamos– desde postulados más racionales y menos ideológicos.
¿El Green Deal y la estrategia ‘Farm to Fork’ han muerto? Lo que queda de ella, seguramente, pero eso no significa que nos tengamos que olvidar de la lucha contra el cambio climático
4. El cuarto es la energía. Somos una potencia económica pero pagamos el doble por la energía que nuestros competidores americanos. Hacemos grandes esfuerzos para descarbonizar nuestro modelo y el porcentaje de renovables no para de crecer, pero el de combustibles fósiles tampoco baja significativamente... Parece que estamos más en una ‘energía de adición’ que en una ‘energía de transición’…
Nos hemos emperrado en un modelo de prohibiciones (‘net zero’) y subvenciones sin neutralidad a la hora de apoyar tipología de energías, mientras que los americanos han optado por los créditos fiscales… Europa está repensando su modelo, y lo importante es concentrarse en reducir las emisiones, independientemente de la forma en que se haga.
5. En quinto y último lugar, la carga regulatoria. Hemos sufrido un exceso normativo espectacular en los últimos años y, ahora, tras los informes Draghi y Letta, parece que las autoridades de la UE han despertado a los efectos nocivos de este desfase: costes innecesarios, más cargas burocráticas, pérdida de competitividad frente a los competidores… Draghi apuntaba recientemente que todas estas sobrecargas en la UE equivalían a un arancel interno del 45% (!!!). Ahora la palabra sostenibilidad viene acompañada de competitividad, y la simplificación se ha convertido en bandera.
Si recapitulamos, veremos cómo de las cinco variables que apunto en el artículo, cuatro son de carácter geopolítico, y solo la quinta –la simplificación regulatoria– depende exclusivamente de nosotros. Sería un lujo –o una irresponsabilidad– abstraerse de la evolución de estos acontecimientos. Estemos, pues, atentos a lo que está por venir.
Horacio González Alemán
(*) Este artículo está incluido en el Anuario de la Innovación 2025 de FRS Food Retail & Service, una obra exclusiva que ha sido posible gracias al patrocinio de Campofrio, Central Lechera Asturiana (Grupo), Coca-Cola, Randstad, SDG Group y Shop & Roll, y con el apoyo de otras empresas anunciantes.
------------------------------------------------------------------------
DESCARGA el ANUARIO en formato ebook interactivo
HAZTE SOCIO y consigue el Anuario de la Innovación en formato papel