El director general de Starbucks, Brian Niccol, quiere dar una vuelta de tuerca más al plan de reestructuración de la famosa cadena de cafeterías.
Con este fin ha anunciado un plan que contempla el cierre de 434 tiendas y el recorte de cerca de 900 empleos de oficina en Estados Unidos, según ha explicado en una carta a la plantilla publicada el pasado jueves.
A corto plazo, este plan costará 1.000 millones de dólares a la empresa en concepto de indemnizaciones y otros gastos, pero Niccol espera que ayude a reducir costes y haga la organización más flexible y manejable para implementar nuevas reformas.
La cadena de cafeterías más grande del mundo encadena seis trimestres consecutivos de caída de ventas a superficie comparable. La llegada de Niccol en agosto de 2024 no ha logrado romper esta dinámica, a pesar de la promesa de devolver Starbucks a sus orígenes como "cafetería de barrio". Hasta la fecha, su foco se ha concentrado en mejorar el servicio y redecorar los establecimientos, sin grandes resultados.
Según ha explicado Niccol, la directiva ha identificado "cafeterías en las que no somos capaces de crear el entorno que nuestros clientes y trabajadores esperan, o en las que no vemos un camino claro hacia resultados financieros sólidos, y cerraremos esas tiendas".
Se trata del segundo gran recorte promovido por Niccol en lo que va de año y desde que asumiera el cargo. El primero, en febrero, afectó a 1.100 trabajadores de oficina. El directivo ha explicado que, siempre que sea posible, Starbucks tratará de recolocar a los baristas de las cafeterías en proceso de cierre en otras cafeterías.
Los inversores, que recibieron con optimismo el nombramiento de Niccol al frente de la compañía, no parecen ahora tan seguros de sus planes. La multinacional amplió en 310 su número de cafeterías en Norteamérica hasta un total de 18.734 entre el inicio del ejercicio fiscal y el tercer trimestre; ahora, pocos meses después, el recorte devolverá el número total al entorno de 18.300. Las idas y venidas no han sentado bien a la cotización de la empresa en Bolsa.
Los recortes en parte llegan para financiar la gran apuesta de Niccol: incrementar el número de baristas para reducir las colas y mejorar la atención al cliente. La tienda media de Starbucks empleaba a 23 personas hace cinco años, frente a los 18-19 de hoy. Para revertir esta tendencia y recuperar el "espíritu de barrio", el directivo anunció el pasado junio que está a punto de hacer "la mayor inversión en capital humano de la historia de Starbucks".