La innovación ha pasado a ser un factor de competitividad. Esto es una realidad que ha llevado a las empresas a dedicar cada vez más recursos a esta apuesta, en términos económicos y también a nivel de personas y organización. Claramente, estamos hablando de un pilar estratégico de cualquier organización que quiera responder a los retos del sector y de nuestra sociedad en general.
En este contexto que vivimos, el gran consumo se ha posicionado como uno de los sectores clave en el panorama de la innovación nacional, derribando el mito de representar un sector intrínsecamente tradicional y demostrando que la innovación va mucho más allá del producto, englobando a todos los agentes y procesos de la cadena.
Innovar sin colaborar es imposible. No vamos ni debemos ir solos, porque se nos presentan retos como la mitigación y adaptación al cambio climático, la circularidad integral de la cadena, el desarrollo rural, la falta de relevo generacional, la nutrición saludable y personalizada, la formación e información del consumidor, la incertidumbre geopolítica y económica, las disrupciones en las cadenas de suministro, la presión regulatoria, las alianzas para responder a los nuevos desafíos, etc. Unos retos que han alcanzado tal magnitud y nivel de complejidad que han invitado “sí o sí” a colaborar para encontrar soluciones.
Por lo tanto, si los agentes del gran consumo han logrado llevar a cabo la transformación del sector en términos de sostenibilidad, cohesión social, eficiencia y respuesta al consumidor, ha sido gracias a un elemento fundamental: la colaboración entre todos los agentes del sector. Y en ese proceso hay que tener muy en cuenta la colaboración público-privada, entre otras cosas porque la mayoría de centros de investigación en gran consumo en España están bajo el paraguas de lo público, ya sea a través de universidades o de instituciones.
La Administración pública o, mejor dicho, las administraciones, no son ajenas a esos grandes retos del sector, que en gran parte son compartidos como retos de la propia sociedad, como es el caso del cambio climático, el desarrollo rural, la circularidad, los desequilibrios sociales o la alimentación saludable. Es por ello por lo que lo público está teniendo un papel cada vez más relevante en los procesos de innovación vinculados a la cadena de gran consumo.
Hay que tener muy en cuenta la colaboración público-privada, entre otras cosas porque la mayoría de centros de investigación en gran consumo en España están bajo el paraguas de lo público
También en este contexto colaborativo, el sector tecnológico se ha convertido en un gran aliado. Según los datos de la 8ª edición del Observatorio de Innovación de Gran Consumo (OIGC), dos de cada tres organizaciones externas que colaboran con las empresas del gran consumo han sido instituciones de investigación o compañías tecnológicas. Hoy, el ecosistema tecnológico con una gran proliferación de startups es parte fundamental de los procesos de innovación en una gran parte de las empresas de la cadena, ya sean agricultores, productores o distribuidores.
Además, la Inteligencia Artificial (IA) se ha posicionado como la herramienta digital más relevante: en dos años, se han cuadruplicado las innovaciones que usan la IA para poder responder a los desafíos del sector –del 8% en 2022 al 34% en 2024–.
En este contexto colaborativo, el sector tecnológico se ha convertido en un gran aliado.
Cabe destacar que algunos de los retos que tenemos por delante son de largo recorrido, como es el caso de la adaptación al cambio climático, la limitación de recursos básicos, la necesidad de digitalización de la economía y, en general, el desafío de dar al consumidor productos sostenibles y de calidad garantizando el mejor precio y servicio posible. No es de extrañar, pues, el creciente peso de las innovaciones en procesos y servicios frente a la innovación de producto, sin que ello suponga un retroceso para este último.
En este “largo recorrido” que tenemos por delante, hay que incidir en el esfuerzo que el sector hace año tras año y en el compromiso de todas las organizaciones por innovar. No se trata solo de impulsar proyectos relevantes, sino que el sector en su conjunto está comprometido en dar respuesta a los grandes retos de nuestra sociedad, y ahí radica gran parte de las innovaciones que están destacando en los últimos años.
Pocos sectores de la economía deben enfrentarse a tantos retos globales como la cadena de gran consumo, en el sentido de que, además de las demandas, necesidades, tendencias o exigencias del consumidor, el gran consumo debe superar cuestiones como el compromiso con el cambio climático, la eficiencia en la cadena, la adaptación de los productos, las problemáticas vinculadas a la logística, la economía circular o el control de costes para no incidir en el ciudadano, y ello conlleva un doble esfuerzo que supera los límites de la propia cadena.
El sector en su conjunto está comprometido en dar respuesta a los grandes retos de nuestra sociedad, y ahí radica gran parte de las innovaciones que están destacando en los últimos años
Por eso, el sector del gran consumo está creciendo con la llegada de muchas empresas y organizaciones externas que aportan valor añadido, tecnología e innovación a esa adaptación constante. Y ese crecimiento solo puede implicar cuestiones positivas que aportan conocimiento a la totalidad del sector.
Estamos en un momento dulce en lo que se refiere a la innovación en la cadena, aunque los retos sean mayúsculos, y debemos aprovechar ese momento para entender que hoy el sector es mucho más grande y amplio de lo que habíamos determinado hasta la fecha. Y esto es solo el principio.
Miguel Hernández
(*) Este artículo está incluido en el Anuario de la Innovación 2025 de FRS Food Retail & Service, una obra exclusiva que ha sido posible gracias al patrocinio de Campofrio, Central Lechera Asturiana (Grupo), Coca-Cola, Randstad, SDG Group y Shop & Roll, y con el apoyo de otras empresas anunciantes.
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