Las franquicias de supermercados viven un momento de madurez y redefinición. El modelo que durante años simbolizó la expansión rápida y capilar del retail alimentario ha entrado en una nueva fase, más estratégica, más exigente y, sobre todo, más cualitativa.
Hoy, el desafío no pasa por abrir más tiendas, sino por abrir las adecuadas, con los socios correctos y con una propuesta capaz de conectar con un consumidor cada vez más exigente.
El mapa general del retail alimentario
A modo de preámbulo, antes de enunciar las diez claves para entender el modelo actual de franquicia, cabe citar algunos puntos que definen el panorama general del retail alimentario (distribución organizada moderna).
- Las grandes ganadoras de los últimos años son las cadenas de surtido corto, con Mercadona, Lidl y Aldi a la cabeza.
- El hipermercado, en cambio, pierde protagonismo, mientras el supermercado de proximidad, ya sea propio o franquiciado, se consolida como el formato con más futuro, destacando positivamente el desempeño de las cadenas regionales.
- El consumidor compra menos cantidad, pero más a menudo. Busca frescura, cercanía y precios ajustados.
- Las marcas de la distribución (MDD) crecen. Ofrecen ahorro, a menudo sin sacrificar calidad en un contexto donde los consumidores buscan defender su poder adquisitivo ante el aumento del coste de la vivienda.
- Los productos frescos ganan protagonismo en un contexto donde cada vez tiene más peso el factor salud y lo pierden los ultraprocesados, muy demonizados en las redes sociales.
- A todo esto se suma una tendencia imparable: la frontera entre supermercado y restaurante se difumina cada vez más. Nace el “mercaurante”, un híbrido que combina lineales y bandejas de “Listo para Comer”, incluso con zonas de degustación. El supermercado se convierte en un espacio donde comprar y comer a la vez, e incluso en un nuevo punto de reunión social, en especial para los más jóvenes.

Ranking de franquicias de supermercados, contando con el top 7 de la distribución española.
Las diez claves que explican el modelo actual de franquicia de supermercados
1. Modelo de franquicia maduro
Después de años de expansión, el modelo de franquicia alimentaria ha alcanzado su madurez. Los franquiciadores buscan menos cantidad y más calidad de socios, priorizando operadores con experiencia y visión empresarial.
2. Franquiciado más experto
El perfil del franquiciado profesional ha sustituido al del emprendedor primerizo: ya no se trata de autoempleo, sino de un negocio con rentabilidad y gestión profesional. Estos nuevos socios exigen transparencia, apoyo y márgenes claros. En definitiva, la franquicia ha dejado de ser una opción amateur para convertirse en una estructura empresarial sólida.
3. Flexibilidad y apoyo integral
Las enseñas avanzan hacia modelos más adaptativos y rentables, reduciendo cánones, ofreciendo fórmulas “llave en mano” y aportando apoyo total en formación, logística, marketing y digitalización.
El franquiciado puede centrarse en lo esencial: gestionar y vender, mientras la central asume la complejidad operativa. Incluso los conflictos se gestionan con más flexibilidad, priorizando acuerdos antes que litigios.

Carlos Azofra, editor de FRS, durante su presentación sobre la franquicia de supermercados.
4. La proximidad como valor estratégico
El supermercado de proximidad es hoy el formato estrella. Permite llegar donde la tienda propia no resulta rentable, ya sean barrios densos o núcleos urbanos pequeños. El consumidor valora el trato humano, el surtido local, los horarios amplios y servicios personalizados, como el reparto a domicilio.
La franquicia se convierte así en el vehículo perfecto para extender la cercanía y la identidad local de cada marca.
5. Formatos híbridos y nuevas experiencias
La proximidad, el estar a pie de calle, impulsa la creación de formatos híbridos, con servicios de conveniencia y restauración: desde la panadería y el café hasta el “take away” o la recogida de pedidos online.
Algunos supermercados incorporan zonas de degustación o cafeterías, fusionando retail y restauración rápida. Es el nacimiento del “espacio mixto”, donde comprar, probar y disfrutar se confunden.
6. La tecnología fideliza al franquiciado
La digitalización total es ahora un requisito indispensable. Los franquiciados disponen de herramientas avanzadas para la gestión de stock, promociones, fidelización y comercio electrónico, antes reservadas solo a tiendas propias.
La tecnología ya no es un coste: es un servicio que fideliza al cliente y al propio franquiciado, mejorando la eficiencia y la experiencia.
7. Auge de las franquicias regionales
Las cadenas regionales también refuerzan su presencia con modelos basados en producto fresco, cercanía y vínculo con productores locales. La territorialización del comercio se convierte en un valor de marca: una forma de competir con identidad propia frente a las grandes cadenas nacionales.
8. Hay hueco tras la alargada sombra de Mercadona
Con una cuota de mercado superior al 27%, Mercadona marca el ritmo del sector. Su éxito obliga a las cadenas franquiciadoras a diferenciarse mediante frescura, atención personalizada, programas de fidelización, primeras marcas y surtidos exclusivos.
La consigna es clara: “diferenciarse o desaparecer”.
9. Sostenibilidad como compromiso real
La sostenibilidad ya no es un extra, sino una obligación. Las tiendas franquiciadas, que consiguen reducir drásticamente el desperdicio alimentario, incorporan energías renovables y avanzan hacia la reducción de plásticos.
Las franquicias facilitan la comunicación del impacto social y ambiental. Pronto, además, deberán adaptarse a nuevas normativas, como el sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR).
Gestionar la sostenibilidad fideliza tanto al consumidor como al franquiciado.
10. Redes multiculturales
El perfil del franquiciado es cada vez más diverso: Pakistán, Marruecos, China, Hispanoamérica, Europa del Este… La multiculturalidad aporta riqueza y resiliencia, pero también exige una gestión más sensible, formación adaptada y comunicación eficaz.
Bien gestionadas, estas redes se convierten en un activo de valor, capaces de conectar mejor con comunidades locales y clientes de distintos orígenes.
Como conclusión, el modelo de franquicia en el retail alimentario se ha hecho adulto. En un entorno de alta competencia, el crecimiento ya no se mide en número de aperturas, sino en calidad de las relaciones, solidez de los márgenes y atractivo para el consumidor.
El desafío ya no es crecer más, sino crecer mejor, de forma orgánica: consolidar relaciones sólidas con los franquiciados, evitar la judicialización de los problemas, impulsar modelos sostenibles y atractivos para el consumidor, y construir juntos el supermercado del futuro.