Del Monte Foods, la mítica compañía estadounidense de frutas y verduras enlatadas, que cuenta con casi 140 años de historia a sus espaldas, se ha declarado en quiebra el pasado martes.
El fabricante con sede en California arrastraba varias decisiones estratégicas desafortunadas desde la pandemia, que se han sumado a la competencia de la marca blanca, una abultada deuda y al cambio de hábito en los consumidores.
La deuda de Del Monte ascendía a 1.200 millones de dólares, lo que le ha obligado a llegar a un acuerdo con sus acreedores para vender "todos o prácticamente todos" sus activos.
"Después de evaluar exhaustivamente todas las opciones disponibles, hemos decidido que un proceso de liquidación supervisado por los tribunales es la manera más efectiva de acelerar la reestructuración para crear un Del Monte Foods más fuerte y duradero", ha explicado Greg Longstreet, director ejecutivo de la compañía.
Al calor de la mayor demanda de alimentación durante la pandemia de Covid-19, Del Monte amplió instalaciones para elevar su producción, pero una vez la demanda cesó la compañía se ha encontrado con una enorme capacidad industrial infrautilizada e inventario sin vender.
Asimismo, la compañía ha explicado que acumulaba un exceso de deuda desde su adquisición en 2014 por Del Monte Pacific Limited, que financió la adquisición vía crédito. Debido al incremento en los tipos de interés desde 2020, la parte de intereses en sus costes de financiación se ha casi doblado en 2020.
La escalada inflacionaria, que ha llevado a los consumidores a preferir las marcas blancas (MDD) de los supermercados en detrimento de las de fabricante, ha sido la puntilla. En Estados Unidos, la cuota MDD en las categorías de Del Monte superaba el 40%.
La reciente guerra comercial de Donald Trump tampoco ha ayudado a mejorar las perspectivas de negocio de la empresa. Los aranceles sobre el acero y el aluminio han encarecido las latas, dado que cerca del 80% del acero usado en las latas de comida procede de fuera de Estados Unidos.