La OCU pide prohibir el dióxido de titanio como aditivo alimentario
La organización advierte que su uso está extendido en muchos productos procesados, como dulces y chucherías.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) espera que la reciente reevaluación del dióxido de titanio (E-171), presente en muchos dulces y golosinas, como aditivo "no seguro" por parte de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se traduzca en la "definitiva prohibición de esta sustancia como aditivo alimentario".
Esta organización, junto con otras entidades de consumidores europeas, lleva años solicitando su eliminación de la lista de aditivos autorizados. De hecho, Francia ya prohibió su uso en enero de 2020.
Según explica, "el peligro del uso de dióxido de titanio como blanqueante alimentario es que una pequeña parte es absorbida por el intestino y puede acumularse en diferentes órganos".
Ahora la EFSA confirma que no puede descartarse su genotoxicidad, o lo que es lo mismo, la capacidad de una sustancia química de dañar el ADN.
Por ello y hasta que se confirme su prohibición como aditivo alimentario, la OCU recomienda evitar los alimentos que lo contengan, como es el caso de productos procesados como dulces y chucherías, además de otros productos donde se utiliza para su recubrimiento. Este aditivo, como cualquier otro, debe aparecer entre los ingredientes de la etiqueta, bien por su nombre o como E-171.
ADITIVOS ALIMENTARIOS
La organización de consumidores recuerda que los aditivos alimentarios se utilizan para mejorar la conservación, el aspecto, la textura o el sabor de los productos que los contienen. Todos los aditivos que se usan en la Unión Europea han sido previamente evaluados y su uso está autorizado bajo ciertas condiciones (categorías de alimentos, dosis...).
La mayoría de los aditivos son inocuos, pero algunos pueden entrañar cierto peligro, especialmente en grupos de población sensibles. Además hay que tener en cuenta el 'efecto cóctel' y el 'efecto suma'.
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