Las organizaciones que representan a la industria y la distribución de bebidas han dado este martes, 1 de julio, un paso decisivo hacia la creación de un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases en España. En un acto informativo celebrado en Madrid, se ha presentado oficialmente la Asociación SDDR para España, la entidad que asumirá la responsabilidad de liderar el desarrollo e implementación del sistema en nuestro país.
La nueva entidad, impulsada por los principales actores del sector, nace con el objetivo de construir un modelo eficaz desde la unidad y el consenso, y mediante un proyecto de colaboración abierto a todos aquellos que deseen sumarse. Su finalidad es mejorar los niveles de recogida separada de determinados envases de bebidas, cumpliendo así con los objetivos marcados por la normativa europea y española en materia de economía circular.
Durante la presentación, se ha hecho hincapié en la importancia de que el sistema no sea una imposición unilateral, sino una solución construida colectivamente entre quienes ponen los envases en el mercado, quienes los gestionan al final de su vida útil y, sobre todo, la ciudadanía. "La gestión de los residuos de envase es una responsabilidad compartida", señalaron los portavoces del evento, insistiendo en que el éxito del modelo dependerá en gran parte de la participación activa de los consumidores.
José María Bonmatí, director general de Aecoc y presidente de la recién creada Asociación SDDR para España, subrayó que uno de los grandes retos es garantizar que el sistema facilite al ciudadano devolver el envase en cualquier punto del país, de forma sencilla y cómoda: "Hay que definir un depósito que fomente que el consumidor esté dispuesto a devolver el envase, lo que exige también disponer de puntos de retorno que generen una buena experiencia al consumidor”, explicó. En palabras del propio Bonmatí, "la implementación del sistema solo es el camino para conseguir el verdadero objetivo: recuperar el 90% de los envases de botellas de plástico y latas de un solo uso”.
Un modelo complejo y singular
Los representantes del sector alertaron durante el acto sobre la complejidad singular que implica implantar un SDDR en España, y la imposibilidad de replicar modelos ya existentes en otros países europeos, como Alemania o los países nórdicos. Bonmatí fue especialmente claro al respecto: “Aunque podemos extraer enseñanzas de los modelos SDDR puestos en marcha en otros países, el modelo español tendrá que ser un sistema específico adaptado a la realidad española, por nuestras características especiales: va a afectar a 18.000 millones de envases cada año, un volumen importantísimo. Somos un país con 94 millones de turistas y además disponemos de una hostelería con una presencia enorme, con cerca de 500.000 puntos de venta. Además contamos con 8.000 municipios, de los cuales, en un 60% cuentan con menos de 1.000 habitantes".
Estas cifras ilustran los desafíos logísticos del proyecto. El sistema deberá implantarse en más de 500.000 puntos de venta, entre comercios y locales del canal Horeca, repartidos por toda la geografía nacional, incluidos pequeños municipios con infraestructuras limitadas. Además, deberá tener en cuenta la fuerte estacionalidad del turismo y su impacto sobre los hábitos de consumo.
Por ello, las organizaciones promotoras coincidieron en la necesidad de contar con un marco normativo sólido que permita desarrollar un modelo eficaz y garantizar seguridad jurídica para las empresas: "La Administración tendrá que analizar las propuestas recibidas y también el desarrollo normativo que dé todas las garantías al montaje de un modelo tan complejo como este", afirmó Bonmatí.
“Es imposible tener el sistema operativo en 2026”
Uno de los mensajes más reiterados durante la jornada fue la necesidad de establecer plazos realistas para la puesta en marcha del sistema. Bonmatí fue rotundo: "Tener un sistema de retorno de envases en España para noviembre de 2026 es imposible, entre otras cosas por un tema de inseguridad jurídica. Hay que montar todo un modelo totalmente diferente, para que las empresas sepan a qué atenerse y cómo deben actuar, que está por definir. Entendemos que es más lógico el plazo contemplado en el reglamento europeo, antes del 1 de enero de 2029".
En este sentido, destacó que "es muy importante contar con plazos realistas, para poder llevar a cabo el modelo y despejar incertidumbres”. El presidente de la nueva asociación también expresó su preocupación por la posibilidad de que España opte por aplicar un ámbito de actuación diferente al del resto de Europa, en alusión a la inclusión del tetrabrik en el sistema nacional, aunque excluyendo los productos lácteos. "No creemos que sea conveniente que el ámbito de los envases afectados en el caso español sea diferente al europeo, porque esto puede confundir al consumidor y, además, no lo estimamos necesario dado el ámbito de aplicación ya es lo suficientemente exhaustivo", afirmó.
El consumidor, clave para el éxito del sistema
Más allá de la regulación y la inversión necesaria para la puesta en marcha del sistema -teniendo en cuenta los costes que va a generar, se estima en torno a los 600 millones de euros-, los asistentes al acto coincidieron en señalar que el verdadero motor del SDDR será el ciudadano. "Hay un buen marco de colaboración con la Administración, pero entendemos que es imprescindible poner al consumidor en el centro", apuntó Bonmatí. "No hay que olvidar que el objetivo del SDDR es cumplir con los ambiciosos objetivos de recogida separada de envases que nos marca Europa; tenemos que llegar a 2029 con un 90% de recogida separada de los envases que se ponen en el mercado, y sin la colaboración de los consumidores esto no será posible", añadió.
El presidente de la Asociación SDDR para España advirtió que "somos conscientes de que se va a pedir al consumidor un esfuerzo adicional", ya que, además de pagar un depósito por los envases -en torno a 10 céntimos de euro-, deberán seguir manteniendo sus hábitos de reciclaje tradicionales. "Se harán las campañas correspondientes necesarias, porque el consumidor ha de estar informado sobre su importante papel. Es precisa la implicación real de los consumidores para que el sistema funcione", subrayó.
Un modelo nacional con vocación inclusiva
En cuanto a los próximos pasos, Bonmatí destacó que ya se ha cumplido con el mandato del real decreto al crear la asociación y presentar la solicitud como entidad operadora. "Nosotros, de momento, hemos hecho los deberes marcados en el real decreto español, logrando el consenso del sector, que no es fácil, y cumpliendo con el compromiso de constituir una asociación independiente y presentar una solicitud como entidad operadora. A partir de aquí, entendemos que habrá flexibilidad para la implementación, porque tiene toda la lógica que así sea”.
La nueva asociación busca ser un instrumento útil y operativo para todos los agentes implicados, desde fabricantes y distribuidores hasta administraciones públicas, gestores de residuos y consumidores. Para ello, se promoverá una gobernanza participativa y una coordinación eficaz con todos los stakeholders, orientada a lograr un modelo viable, justo y sostenible.
Las organizaciones participantes concluyeron que el SDDR representa una oportunidad para avanzar hacia un modelo de gestión de residuos más responsable, en línea con los principios de la economía circular. Pero incidieron en que el éxito de la iniciativa dependerá de que se defina pronto una hoja de ruta clara y coherente, en la que todos los implicados puedan empezar a trabajar desde hoy, pese a las incertidumbres que aún subsisten.